Cuando sumerges la cuchara en un tarro de miel, ¿consideras qué más podría contener? Si bien algunas mieles están repletas de enzimas y nutrientes beneficiosos para la salud, otras contienen sustancias no tan beneficiosas.
Se ha descubierto que la miel de muchos países del mundo, incluidos Turquía, China e India, contiene residuos de antibióticos en cantidades significativas.
¿Qué hay en nuestros cultivos?
La mayoría de los cultivos actuales se realizan mediante métodos intensivos de agricultura. El uso de herbicidas es rutinario y está en aumento, especialmente debido a los cultivos transgénicos, modificados para resistir los herbicidas. Atacar las malezas con grandes cantidades de productos químicos las vuelve resistentes a los herbicidas con el tiempo. Herbicidas como el glifosato son toxinas que inhiben las malezas, pero también eliminan las bacterias naturales presentes en la planta; podrían describirse como antibióticos agrícolas. Otros antibióticos en aerosol están diseñados para combatir mohos y hongos en cultivos como la fruta (y otras plantas de jardín). Las abejas, como polinizadoras de cultivos, ingieren los herbicidas junto con el polen, que se convierte en miel; de esta forma, también pueden transmitirse metales pesados y elementos radiactivos.
Enfermedades de las abejas y su tratamiento
Las abejas, como todos los seres vivos, son susceptibles a factores que amenazan su salud o su vida. Esto incluye parásitos externos y enfermedades bacterianas y virales. En su estado natural, con buena salud y nutrición, presentan mayor resistencia a factores adversos. La contaminación, especialmente la causada por productos químicos, reduce su capacidad para combatirlos. El traslado de colmenas para polinizar grandes extensiones de cultivos en países como Estados Unidos, el transporte de abejas (reinas y huevos) y el trato que los apicultores comerciales intensivos dan a sus abejas y colmenas han provocado la rápida propagación de estas enfermedades y ácaros por todo el mundo.
Los apicultores utilizan antibióticos para tratar enfermedades como la loque americana, aunque son ineficaces, ya que solo destruyen las bacterias y no las esporas. Estos antibióticos también pueden contaminar la miel.
Cómo afectan los antibióticos y herbicidas a las abejas
Los estudios demuestran que las abejas tienen sistemas digestivos muy bien equilibrados y que estas sustancias químicas pueden alterar su microbioma intestinal. Existe evidencia de que esto contribuye al colapso de las colonias.
¿Cómo nos afectan los antibióticos y los glifosatos en nuestros alimentos?
La respuesta, bastante preocupante, es que no lo sabemos realmente. Los estudios son contradictorios, pero gran parte de la investigación la realizan empresas con intereses en la producción química. Hay productos químicos agrícolas en los alimentos, el suministro de agua, el aire alrededor de las granjas industriales y la agrosilvicultura. ¿Cuál es el efecto acumulativo de estos herbicidas? Sabemos que la exposición continua a los antibióticos generalmente genera resistencia a los que usamos para tratar nuestras enfermedades.
¿Qué miel es segura comprar?
Las abejas se desplazan en un radio aproximado de 3 kilómetros desde la colmena para recolectar polen. Por lo tanto, para garantizar que la miel no se adultere con toxinas agrícolas, las colmenas deben ubicarse en zonas rurales remotas y prístinas, lejos de pesticidas. Los apicultores que cuidan a sus abejas tampoco deben usar pesticidas ni antibióticos en la colmena.
Lamentablemente, no existen normas que regulen con precisión el origen de la miel ni su proceso de producción. Al igual que ocurre con la compra de todos los productos e ingredientes, hacer muchas preguntas a su proveedor o vendedor es la mejor manera de saber exactamente qué está consumiendo. Una cadena de suministro lo más corta posible garantiza la transparencia y la trazabilidad.
Solo traemos nuestra miel directamente de apicultores, ya sea de nuestras propias cooperativas o con quienes colaboramos personalmente. Los visitamos regularmente para asegurarnos de que utilizan métodos naturales y de que la miel no está contaminada. Nuestras colmenas se encuentran en zonas remotas, rodeadas de paisajes naturales sin productos químicos. Creemos que esto es fundamental para que todos podamos consumir un producto natural y saludable sin contaminantes ocultos y para preservar algo valioso para la próxima generación.
