¡Arriba la mano si siempre buscas recetas de salsas fáciles y deliciosas para la pasta! Todos necesitamos algo rápido para cuando llegamos corriendo del trabajo, del estudio o de un día ajetreado. La salsa de tomate es una de las favoritas de grandes y pequeños, y se puede preparar con ingredientes de despensa, cocinar con antelación o incluso guardar en el congelador. El secreto para que sepa aún mejor es añadir un toque de miel cruda. Aquí te explicamos por qué esto marca la diferencia, cómo cocinar la pasta a la perfección y nuestra receta especial de salsa de tomate.
Cómo cocinar la pasta perfecta
No más pasta blanda y pegajosa que se pega con estos sencillos consejos:
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Consigue una olla grande y usa mucha agua. El chef italiano Giorgio Locatelli recomienda 1 litro de agua por cada 100 g de pasta. Para que el agua hierva rápidamente, te damos un consejo de Nigella Lawson: vierte un poco de agua (un par de centímetros) en la cacerola antes de hacer nada y ponla a fuego alto con la tapa puesta. Llena la olla y ponla a hervir; al añadirla a la cacerola, volverá a hervir enseguida. No llenes la olla más de tres cuartos para que no se desborde al añadir la pasta.
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Añade sal al agua, aproximadamente 1 cucharadita por cada litro.
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Prueba la pasta un par de minutos antes del tiempo indicado en el paquete. Para ello, saca un trozo, déjalo enfriar un poco y luego pruébalo. Debe estar al dente, como dicen los italianos.
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Cuando la pasta esté cocida, saca una taza del agua de cocción antes de escurrirla en un colador. Vuelve a colocar la pasta escurrida en la olla inmediatamente, añade un poco del agua de cocción (un par de cucharadas) y remueve para que se impregne. Esto evitará que la pasta se pegue (no necesita aceite). Los italianos suelen añadir la salsa en este punto para cubrir cada pieza. Tampoco usan demasiada salsa. Como dice Biba de Biba's Italian Kitchen: «A los italianos les gusta la salsa con la pasta, no la pasta con la salsa». Sirve inmediatamente.
Receta fácil y casera de salsa de tomate para pasta (con miel cruda)
Los tomates enlatados son jugosos, prácticos y están repletos de sabor, pero a veces pueden tener un sabor un poco ácido o incluso metálico. Una o dos cucharaditas de miel cruda en la salsa suavizan la acidez. La miel cruda es importante porque, aunque al calentarla pierde parte de sus propiedades, aporta un sabor intenso sin un dulzor empalagoso. La miel pasteurizada comercial es como usar jarabe de maíz.
Ingredientes- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 1 cebolla pequeña
- 1-2 dientes de ajo, pelados
- 2 latas de 400 g de tomates ciruela enteros
- 1 cucharadita de miel cruda
- 1 cucharadita de vinagre balsámico (opcional)
- 1 puñado de hojas de albahaca fresca*
- Sal marina y pimienta negra
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Pica la cebolla finamente y machaca el ajo. Calienta el aceite de oliva a fuego lento en una cacerola mediana y sofríe la cebolla picada a fuego lento-medio hasta que se ablande y se vuelva translúcida (unos 10 minutos). No dejes que se dore por los bordes. Incorpora el ajo machacado y cocina durante dos minutos más.
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Incorpore los tomates, añada la miel y el vinagre si lo usa. Sazone ligeramente con sal y pimienta negra.
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Pon la salsa a hervir a fuego lento, luego baja el fuego y cocina a fuego lento durante al menos 30 minutos (45 si tienes tiempo) hasta que empiece a espesar.
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Usa una espátula para deshacer los tomates y triturarlos. Si prefieres una salsa muy suave, puedes triturarla con una batidora de mano. Agrega hojas de albahaca picadas y revuelve por última vez. Prueba y añade más condimentos si es necesario.
*Esta es una receta que se suele tener en la despensa, así que, si no tienes albahaca fresca, añade una cucharadita colmada de orégano a los tomates antes de cocerlos a fuego lento. También se pueden usar otras hierbas como tomillo y romero (frescos o secos). Eso sí, no te excedas al añadirlas.
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